Fernández asume la presidencia de Argentina en medio de la crisis

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A más de un año de recesión y altos niveles de inflación, desempleo y pobreza, el peronista Alberto Fernández, que asumirá la presidencia mañana, promete “poner a Argentina de nuevo en pie”.

Pese a prometer “poner a Argentina de nuevo en pie”, tras más de un año de recesión, alta inflación y aumento del desempleo y la pobreza, el peronista de centro-izquierda Alberto Fernández, quien asumirá la presidencia mañana, se cuida de dar detalles sobre su programa.

Abogado de 60 años, Fernández trae como aval su experiencia como jefe de Gabinete en el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y durante el primer año del de Cristina Kirchner (2008), quien esta vez será su vicepresidenta y liderará el Senado.

De talante, moderado y pragmático, Fernández logró en fórmula con Cristina Kirchner agrupar a la oposición peronista, que abarca todas las corrientes de derecha a izquierda, tras años de divisiones.

Sin un partido propio y luego de años alejado de la política, su gran reto será tomar las riendas de un Gobierno de coalición, según el analista político Enrique Zuleta.

“Fernández es una persona muy experimentada. Domina los temas internacionales y los de la deuda. Está muy preparado. Es un hombre de gobierno, pero no es un hombre de Estado. Su mayor desafío será administrar esa coalición heterogénea”, opinó Zuleta.

La búsqueda de equilibrio para mantener la unidad de la alianza le dictó su estilo lacónico y lo llevó a formar un Gabinete representado por todas las tendencias. “Quise que la unidad se refleje en el Gobierno“, dijo Fernández al presentar a su equipo.

RETOS.

El primer problema que deberá afrontar Fernández será la renegociación de la deuda, tanto con el Fondo Monetario Internacional (USD 44.000 millones recibidos desde 2018) como con bonistas. En total, la deuda externa argentina asciende a más de USD 315.000 millones, cerca de 100% del producto interno bruto.

Para esa tarea, escogió a Martín Guzmán, un colaborador del Nobel de Economía Joseph Stiglitz, que considera “imperioso” reperfilar los vencimientos de capital e intereses.

“Con el FMI ya estamos trabajando. Es un trabajo que debe hacerse silenciosamente, pero que los argentinos se queden tranquilos que nos estamos ocupando del tema hace semanas. Abrimos un proceso de negociación, estamos satisfechos del modo que evoluciona”, expresó Fernández.

Héctor Rubini, profesor en la Universidad del Salvador, destaca que aunque en materia económica “no hubo definiciones, es claro que los economistas que asesoran a Fernández se caracterizan por un enfoque que prioriza la intervención del Estado para promover la industrialización y por esta vía, la recuperación del empleo y la demanda agregada”.

El economista considera que habrá una nueva ley que reasigne fondos para combatir la pobreza, un tema que Fernández plantea como un “imperativo moral”. Frente a un duro panorama económico, Fernández tendrá un país con paz social, el Congreso de su lado y tiempo ante los vencimientos de deuda.

La Iglesia pide unidad y evitar destrucción

El presidente saliente de Argentina, Mauricio Macri, y el electo, Alberto Fernández, escucharon ayer una exhortación de la Iglesia Católica a unir al país y evitar la destrucción de los adversarios, en una misa a dos días del traspaso del poder.
“El respeto al otro es la base de la sociedad. Debemos mantener la unidad y la paz. No caer en la tentación de querer destruir al otro”, sostuvo en su homilía el arzobispo Jorge Scheinig, en una ceremonia frente a la Basílica de Luján, a 70 kilómetros al oeste de Buenos Aires, ante centenares de fieles.
Macri y Fernández, rivales en las pasadas elecciones del 27 de octubre, se sentaron juntos a pedido de Scheinig, quien pidió a los gobernantes que “los pobres sean los hermanos más cuidados”.

AFP