Reclutamiento y humo

COMENTARIOS

Por Enrique Vargas Peña

Miguel Godoy, quien demostró ser un cartista duro cuando clamó en contra del asilo uruguayo a manifestantes antiperpetuación de Cartes, cuando desalentó las manifestaciones contra el golpe cartista del 28 de marzo de 2017 y cuando fue elegido solamente por los cartistas para ser defensor del Pueblo, desató en estos días una ola de pánico en nuestro país agitando el fantasma del reclutamiento coercitivo de jóvenes para nutrir a las Fuerzas Armadas.

Godoy aprovechó magistralmente el discurso del gobierno sobre el tema del Servicio Militar Obligatorio, un discurso que se articula en una concepción anticuada, inservible y errónea, para desatar la ola de pánico que sepultó los chanchullos de Horacio Cartes, el lavado de dinero de Darío Messer y el contrabando protegido de cigarrillos de Tabacalera del Este Sociedad Anónima (TABESA). 

Hay que reconocer que las ideas del gobierno sobre el tema militar merecen crítica y revisión, y espero que el golpe mediático y de opinión pública que le propinó el cartismo en este tema del reclutamiento despierte al presidente Mario Abdo Benítez y le haga ver que debe cambiar radical, drástica y urgentemente sus ideas sobre el tema, porque ellas no solo son rechazadas absolutamente por la inmensa mayoría de la población, sino que son totalmente inconducentes para una política de defensa seria. 

No tenemos política de defensa digna de ese nombre y, por tanto, no tenemos política de reclutamiento. No sabemos a quién reclutar porque no sabemos de qué ni cómo defendernos. Nuestros políticos y militares abandonaron ese tema.

La mayoría de nuestros políticos y militares confunden política de defensa con reclutamiento, ni saben que este es apenas una de las muchas funciones de la defensa. 

La última discusión sería sobre de qué debemos defendernos, sobre cómo debemos defendernos y sobre si sirve para lo anterior el reclutamiento genérico que se realizó en nuestro país tras la movilización general de 1928. Nunca más nuestros políticos y militares se hicieron esas preguntas, y desde 1936 toman decisiones para medrar en prebendas pero no para la defensa real de nuestro país. 

¿Se puede construir disuasión militar real con reclutamiento genérico? No, no, no y no. El reclutamiento genérico que establece la Ley 569/75 carece de cualquier fundamento técnico militar, es un disparate doctrinario y solo sirve para que militares y políticos corruptos roben. 

El presidente Abdo Benítez habrá notado ya después del golpe cartista de esta semana que demasiados de nuestros políticos y militares odian hablar en serio de la defensa nacional, porque con un poco de seriedad quedaría demasiado en evidencia que usan el reclutamiento para robar.

Hay que aprovechar el golpe mediático del cartismo para abandonar de una buena vez rémoras autoritarias de considerar el servicio militar como una escuela parroquial para que los jóvenes eviten las drogas o disparates como ese, y para hablar de una buena vez de la política de defensa en serio de nuestro Paraguay. 

Mientras el Presidente no haga eso, el cartismo le seguirá golpeando para ocultar tras las torpezas del Gobierno la gigantesca corrupción cartista y el proyecto de apropiación del Paraguay de Horacio Cartes.

evp@abc.com.py